Dame tu mano,
subamos aquel puerto,
alcancemos aquella cumbre
que entre nubes descuella;
descendamos después,
si es preciso, por cañadas oscuras,
por pasajes angostos.
Dame tu mano,
que nada nos detenga,
que nada nos sujete
ni tampoco nos intimide.
Avancemos despacio,
con el ánimo bien resuelto,
unidos para siempre.
Dame tu mano,
tu mano
junto a la mía,
tranquila, abandonada
−pájaro o nube−,
dulce tacto de ángel,
tu mano
junto a la mía,
segura, inmarchitable,
transmitiéndome a mí
su pulso fervoroso.
Dame tu mano,
crucemos aquel río,
aquel caudal de agua interminable,
paseemos por su ribera
igual que dos amigos,
igual que dos enamorados
que quisiesen ver en sus ondas
reflejado el amor que los abrasa.
Dame tu mano
−lirio o promesa−,
lleguemos pronto a aquella plaza
en la que una multitud se congrega,
inquieta, bulliciosa,
mezclémonos con ella cuanto antes,
compartamos con ella
todo lo que nos mueve.
Sí, mírala, mira a toda esa gente
que allí en la plaza se reúne,
nota en sus ojos un fulgor relampagueante,
una luz que la asiste.
Ven, acerquémonos,
con el corazón palpitante,
estrechemos sus manos,
las manos
de todos esos hombres y mujeres
que hay agolpados en la plaza,
una muchedumbre exultante,
vibrante de gozo y de esperanza.
Seamos dos que se unen,
dos que se agregan a toda esa gente
y que se confunden con ella
y que con ella forman
un mismo corazón,
una misma alma,
eterna y multiforme,
por virtud de unas manos que se tocan,
de unas manos que se entrelazan
para no separarse nunca.
Ven, aligera el paso,
confía en mí,
sígueme hasta donde yo vaya,
llévame hasta donde tú quieras,
subamos aquel puerto,
alcancemos aquella cumbre
si eso es lo que deseas.
Es un sueño la vida,
la vida que Dios nos regala,
la vida que ahora palpamos
cuando nuestras manos se estrechan.
Cabe en ellas un cielo,
un cielo azul que se tiñe de rosa por las tardes,
un cielo azul
que nuestras almas surcan como dos nubes plácidas,
movidas por un viento dulce…
Como dos pájaros
que vuelan par a par
y se levantan sin esfuerzo,
y aletean cada vez con más ansia,
y se ciernen, y planean
sobre un paisaje humano,
y se alejan por el aire,
y atraviesan espacios ignorados,
y vibran con todas sus fuerzas,
y brillan con el sol
cuando en sus alas se refleja,
y vuelven, y se posan,
y cantan porque son felices,
porque se sienten
colmados de alegría,
ebrios de una ilusión sin límites…
Dos pájaros,
dos nubes plácidas,
dos manos que se juntan
y que se unen con otras manos.
Esta es nuestra fuerza,
el secreto que nos sostiene,
el amor que nos lleva
hacia el horizonte de luz
que a lo lejos nosotros vislumbramos.
La literatura es siempre un lugar de encuentro. Estas páginas pretenden serlo, pretenden ofrecer un lugar en el que los lectores puedan reconocerse y compartir sus gustos y pareceres.
La literatura es siempre magia
En la literatura todo se desvitúa y desrealiza para tomar un aspecto nuevo, para que lo que en ella aparezca nos invite a soñar. Es su principal propósito; si no se cumple, se convierte en un mensaje huero, en un insulso planteamiento. La vida en ella llega a su plenitud, pues lo que se sueña es lo que pervive, lo que se resiste a sucumbir.
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